"El que tenga ‘algo’ nos dice. Hacemos el pesaje y si está bien, los dejamos ir. Si no colaboran, bajamos a los perros”, les dijo un agente de la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) a un grupo de seis jóvenes de entre 18 y 21 años que estaba en la plaza céntrica de la ciudad de Pilar, a 45 kilómetros de la capital provincial.
Los muchachos fueron rodeados por unos 15 efectivos encapuchados y fuertemente armados que se bajaron de seis camionetas negras con vidrios oscuros.
“Primero, frenó una camioneta; y después, las otras. Se bajaron un montón de personas armadas. Tenían los rostros tapados y vinieron directo a donde estábamos nosotros, que nos paralizamos porque no entendíamos la situación”, contó uno de los jóvenes, que reconoció que aunque los trataron bien, tuvieron miedo.
El megaoperativo, calificado de “exagerado” por un grupo de vecinos y de “necesario” por otro, se desarrolló el miércoles 9 de este mes, alrededor de las 19, y generó una fuerte controversia en la sociedad de Pilar, debido a su espectacularidad y el magro resultado final.
Fueron detenidos cuatro jóvenes que en total tenían sólo cuatro cigarrillos de marihuana y que según ellos, al momento del control, no estaban consumiendo.
El jefe de la fuerza, Adrián Salcedo, dijo que antes habían cerrado un “quiosco” de droga en Río Segundo y agregó que en lo que va de 2016 llevan cerrados más de 60 puntos de venta en toda la provincia.
Ante el operativo, realizado bajo la supervisión de la fiscalía de Río Segundo, se generó un principio de disturbio con vecinos, que se oponían a que los agentes cercaran la plaza con una cinta de peligro.
Varios de esos vecinos eran docentes que a esa hora participaban de una marcha en el centro de la ciudad.
“Algunas personas cuestionaban la forma en que se hacía el operativo y rompieron la cinta”, contó un testigo.
La polémica se mudó luego a la comisaría local, a donde fueron trasladados los jóvenes.
Allí otra vez hubo cruces entre los vecinos, que acusaban a los policías de la FPA de “montar un gran circo”.
El clima se tensó aún más cuando los adolescentes, encapuchados, fueron subidos a las camionetas y trasladados a la Unidad Judicial de Lucha Contra el Narcotráfico en la ciudad de Córdoba, en el marco de investigaciones de narcomenudeo en la vía pública.
Sin imputación
Recién los liberaron al otro día. En total permanecieron detenidos unas 10 horas. No fueron imputados.
“La jueza nos dijo que la cantidad de marihuana que teníamos no ameritaba la imputación y nos liberó”, dijo uno de los jóvenes.
Salcedo explicó que a los jóvenes se los llevó a Córdoba porque en Pilar hubo gente que intentó entorpecer el procedimiento.
El jefe de la FPA dijo, además, que ellos no van contra los consumidores, pero que en el caso de Pilar estaban en una plaza pública, en el centro de la ciudad.
También aclaró que este tipo de procedimientos se realiza en distintos barrios de Córdoba capital y del resto de la provincia, en donde, según indicó, no se registraron inconvenientes como en esta ciudad.
Un familiar de uno de los detenidos opinó que el único objetivo de la FPA fue sembrar el pánico para disuadir a compradores y vendedores.
“Uno de los tipos me reconoció que no tienen potestad para perseguir al narcotráfico, sólo narcomenudeo”, dijo.
El flagelo de la droga en Pilar hace tiempo que ha generado preocupación entre los vecinos, alarmados por el incremento de la oferta ilegal, no sólo en esta ciudad, sino también en pueblos y ciudades vecinas.
La FPA se creó tras el narcoescándalo que derrumbó a la división Drogas Peligrosas de la Policía de Córdoba. Ahora bajo la órbita del Ministerio Público Fiscal, comenzó a funcionar en mayo último y cuenta con más de 200 agentes. Su principal objetivo es el combate contra la venta de drogas ilícitas al menudeo, persecución que corresponde a la Justicia provincial.
Buzones sin avances
El avance de la droga en el departamento Río Segundo lejos está de ser un drama propio de Pilar.
En Villa del Rosario, cerca de Pilar, y a 72 kilómetros de la capital cordobesa, un grupo importante de vecinos, hartos de la proliferación de “quioscos” de venta de drogas y del avance de su consumo, en abril de 2014 realizó numerosas marchas que derivaron en la creación de un buzón para hacer denuncias anónimas, en la que podían apuntar con nombre y apellido a los distribuidores de droga en la zona.
A casi dos años de aquellas manifestaciones, para uno de los referentes del movimiento, el abogado Alberto Rivarola, la iniciativa no dio los frutos que esperaban.
“La droga sigue circulando en sus niveles habituales”, evaluó ahora ante una consulta de este diario.
Ante la pregunta sobre si advertía algunos cambios positivos tras la puesta en funcionamiento de la FPA, Rivarola fue cauto.
Dijo que aunque la fuerza antidrogas realizó distintos operativo en Villa del Rosario, “se sigue vendiendo droga como antes, o peor”
Al respecto, Rivarola opinó que combatir con represión no era la mejor manera de luchar contra este flagelo, ya que dijo que no alcanzaba sólo con buscar a los que tienen los “quioscos”.
“Si esto no se hace con educación, no avanza. Al tema hay que tratarlo en las escuelas”, dijo.
“A los adictos hay que contenerlos, no reprimirlos ¿Cuáles son las causas por las cuáles alguien empieza a consumir? Esto es lo que debemos respondernos. Atrás de cada consumidor hay una historia pesada”, agregó el letrado, dando cuenta de un marco más amplio de la problemática.
¿A quiénes persiguen?
Aunque en el caso de Pilar terminaron detenidos cuatro jóvenes que sólo tenían cuatro “porros” (y que no se constató que estaban fumando), desde la FPA se indicó que la idea no es ir contra los consumidores, sino que el objetivo es atacar la venta minorista de drogas ilícitas en la provincia.